NIETZSCHE Y ZARATUSTRA - ESTÉTICA, BELLEZA Y ARTE

Foto de la portada del libro “Así habló Zaratustra” en su primera edición en 1883. Fuente: Wikipedia.

Zaratustra[1] vuelve de su exilio en la montaña para hablar del superhombre a las gentes... Con su descenso de la montaña se inicia esta obra escrita entre 1883 y 1885. Un descenso que va más allá de la mera descripción, sino que simbólicamente zambulle a Zaratustra en el mundo inferior al más claro estilo de los clásicos griegos, en la oscuridad del mundo. Una bajada al contacto con los hombres para hacerles llegar una buena nueva.


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Música: "Amanecer". Fanfarria Inicial. Poema Sinfónico Opus 30
 "Así Habló Zaratrustra" de Richard Strauss (1896)

“Así Habló Zaratustra, un libro para todos y para nadie” (Título original en alemán: Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen) No se trata de una novela, claro está, ni tampoco de un ensayo filosófico, sino de una obra incalificable en cuatro partes, que puede situarse sin lugar a dudas entre los libros clave de la historia de la humanidad tanto por su calidad literaria como por la influencia de su mensaje.

APUNTE BIOGRÁFICO

Como planta, nací cerca del camposanto; como hombre, en la casa de un párroco de aldea (…) al lado de la carretera comarcal que va desde Weißenfels hasta Leipzig y que pasa por Lützen, se halla la villa de Röcken. Se encuentra rodeada de sauces, álamos y olmos aislados, de modo que desde lejos sólo se ven sobresalir las elevadas chimeneas de piedra y el antiquísimo campanario sobre las verdes cimas. En el interior del pueblo hay anchos estanques separados unos de otros por estrechas franjas de tierra. En torno a ellos, verde frescor y nudosos sauces. Algo más arriba se encuentra la casa parroquial y la iglesia; la primera está rodeada de jardines y de prados arbolados. Muy cerca se halla el cementerio, repleto de lápidas semienterradas y de cruces. Tres acacias majestuosas de amplias ramas dan sombra a la propia casa parroquial. Aquí nací el 15 de octubre de 1844 y, a causa del día de mi nacimiento, se me bautizó con el nombre de «Friedrich Wilhelm»[2].



Tras estudiar muchos modos de comenzar este trabajo, he escogido las palabras del propio  Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen  para empezar este apunte biográfico. De esta manera, melancólica y sublime, describe Nietzsche su propio nacimiento. Pensador cuya influencia alcanza nuestros días desmontó la filosofía Occidental desde el análisis de su religión y su cultura. Su figura en la filosofía moderna sigue siendo materia de estudio, odio o admiración.  Se le estudia como poeta,  filósofo o filólogo. Alemán  de cuna, suizo de adopción,  es considerado por su “voluntad de poder”[3] como uno de los “Maestros de la sospecha”, junto con Karl Marx y su materialismo económico o Sigmund Freud y su inconsciente dinámico expresado en el deseo sexual, la frustración y la agresividad[4].

Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.

Hijo y nieto de pastores protestantes, se educó en un ambiente religioso. Estudia filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra extraordinaria de la Universidad de Basilea; pocos años después, sin embargo, abandonó la docencia, decepcionado por el academicismo universitario. La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis[5]

En 1882 pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas Salomé, por quien fue rechazado, tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. A través de sus cartas encontramos los reflejos de sus vivencias y sufrimientos más íntimos y de sus heroicos esfuerzos por no sucumbir ante los síntomas de su enfermedad. De sus conflictos amorosos y de su obstinada oposición contra la figura y la música de Wagner, con el que tuvo una profunda amistad que se convirtió en odio. A Nietzsche se le ha acusado incluso de ser iniciador con su pensamiento del ideario del nazismo[6].

Foto 1- Una de sus últimas fotos. Extraída de: Google Images.
Casi 11 años loco. Se creía investido de un poder sobrenatural. Instantes de lucidez le dejaba más, haciéndole darse cuenta del estado en que se hallaba. En él encontramos un hombre atormentado y cariñoso que asumió con valentía su soledad como precio de su rebeldía contra la mezquindad intelectual y de su compromiso incondicional con una verdad difícil de soportar por sus coetáneos. 


Un intelectual orgulloso, un hombre todo sensibilidad e imaginación, todo pasión y nervio, asistiendo de este modo a la desintegración de su propia inteligencia. ¡Cómo debió de sufrir! Dicen los biógrafos  que en sus cartas tenía la manía, la obsesión, de firmar: “El crucificado”. Muere en Weimar en el verano de 1900.

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