INTRODUCCIÓN AL ARTE FANTÁSTICO
El arte fantástico es tan rico en facetas y matices que todo intento por acotarlo y definirlo resulta de entrada muy complicado. Esto se debe a que no se trata de un concepto anclado en una época determinada y a que, por regla general, sus rasgos sólo han podido ser reconocidos y etiquetados como tales a posteriori. Así, sólo después de que el pintor neerlandés Jerónimo Bosco (1450-1516) plasmase imágenes hasta entonces insospechadas y por ello mismo increíbles, extravagantes e inquietantes en cuadros como El jardín de las delicias, La tentación de san Antonio o La nave de los locos, sólo después de que el público, atónito, se hubiese frotado incrédulo los ojos, apareció la voluntad de adscribir estas imágenes a una parcela del arte de aquel momento, en buena parte porque el artista se valía de una plétora de animales mitológicos de sobra conocidos por el hombre del medioevo.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, pintores como Rudolf Hausner, Ernst Fuchs, Arik Brauer, Wolfgang Hutter y Antón Lehmden descargaron sobre los círculos artísticos vieneses, inertes y estériles como consecuencia del Tercer Reich, una serie de imágenes radicalmente nuevas e inquietantes, ante las que el público reaccionó con una mezcla de entusiasmo, incomprensión, apatía e ira; sólo entonces propuso el crítico vienes Johann Muschik la adscripción de este arte novísimo a la «escuela vienesa del realismo fantástico» para propiciar una categorización precisa del mismo entre el gran público.
Hay otros muchos casos en los que todo intento de categorizar unas manifestaciones artísticas tan completamente alejadas del arte convencional y tradicional han culminado en fracaso. La categorización resulta más difícil si cabe por cuanto el arte fantástico se ha encuadrado siempre en corrientes conocidas, de modo que toda distinción respecto de, por ejemplo, el surrealismo, el realismo mágico, el arte del absurdo, la «escultura de la demencia» - que tiene en Adolf Wólfli (1864-1930) a su principal representante- y otras tendencias similares queda desdibujada. Sucede así que Salvador Dalí se adscribe por norma general al surrealismo, y sin embargo ¿quién puede poner en duda que es uno de los más importantes artistas fantásticos?
Si bien el arte fantástico tiene una larga historia, y aun cuando en la era moderna -y en especial a comienzos del siglo xx- experimentó un enorme auge, no parece que su ocaso vaya a producirse pronto.
Muy al contrario, la fantasía de las artes plásticas ha demostrado ser extremadamente maleable cuando de superar barreras se trata. Constituye un sistema abierto y auto organizado que se adapta a nuevos terrenos y situaciones y es así capaz de transmutarse. Está en condiciones de reavivar la dinámica del arte, de hacer que florezca y mantenerlo lozano incluso cuando se ve amenazado por las estridencias del kitsch. La fantasía explora constantemente la realidad en busca de lo nuevo y lo desacostumbrado e intenta hacerlo visible.
La fantasía habla siempre de los sublimes espacios intermedios; también de los secretos, de los abismos y profundidades del alma humana. Se atreve a echar un vistazo tras el espejo; explora las áreas al margen del orden, de los sistemas y las categorizaciones, y escapa a lo conocido, lo acostumbrado, lo mediocre, lo establecido. En este sentido, y a diferencia de otras manifestaciones artísticas limitadas por la moda y la época en la que se enmarcan, como los ismos, el arte fantástico es un arte abierto, inconmensurable, insondable; es atemporal, tiene futuro. Y ello se debe en buena medida a que es un arte centrado en el ser humano: en su cuerpo, en su comportamiento, en su conciencia y su subconsciente, en sus aspectos diurnos y nocturnos.
El hombre y sus secretos, sus enigmas, sus contradicciones y su unicidad en la creación han sido y serán siempre el objeto de deseo preferido de la fantasía. Se explica así en buena medida su larga tradición y la fascinación que aún hoy continúa ejerciendo. La fantasía, elemento integral y genuino de toda forma de arte, lo ha acompañado continuamente a lo largo de su siempre cambiante avance por la historia.
LA MUSA CLIO NOS PRESENTA
EL FIN DE LA HISTORIA
ARTE FANTÁSTICO: POSTAPOCALÍPTICO